Cómo transformar una relación de conocidos en una relación de amistad
Última actualización: 6 Septiembre 2018
Saludas a tu vecino o hablas con él sobre la lluvia o del buen tiempo o charlas de banalidades con los comerciantes o al ir al kiosko. Esto es un buen comienzo, pero no es suficiente para forjar una relación de amistad. Al principio solemos hablar de cosas superficiales, tras varias semanas, contamos cómo nos ha ido el fin de semana. Después de unos meses, quedamos para tomar una copa o para compartir un asado: este es el momento en el que una relación de simples conocidos puede evolucionar y convertirse en una verdadera relación de amistad: el día en el que el otro te invita a incorporarte a su círculo más íntimo y privado. Pero todo ello suele suceder de forma gradual y ordenada. A diferencia de las relaciones que se basan en la pasión del primer momento, las relaciones de amistad evolucionan a través de varias etapas: primero somos conocidos, después buenos amigos y compañeros y, finalmente, acabamos por construir una relación de amistad de la que ya no podemos prescindir.
Los amigos pueden ser aquellos que están a nuestro alrededor
No hace falta hacer demasiados esfuerzos para comunicarnos agradablemente con ese tipo de personas que nos dan consejos cotidianos, como el de elegir el suavizante de la ropa. Si no prestas atención a lo que sucede a tu alrededor y a tus circunstancias personales, puede que tus relaciones de amistad no tengan la oportunidad de nacer, dado que para ello se necesita tiempo y paciencia.
Las amistades se forjan con el tiempo. Las personas construyen las relaciones de amistad a través de un hábito regular. La amistad requiere una comunicación constante. Tener un amigo requiere tiempo y nada puede acelerar que nazca esta especial complicidad, si no apuestas por relacionarte y quedar de forma habitual con esa persona.
Los amigos son esas personas con las que compartimos intereses comunes
La esencia de la amistad es el encuentro con personas que tienen intereses comunes con nosotros. Pueden tratarse de aficiones como pueden ser la pintura, el arte, la gastronomía, la práctica de los deportes, la música, las ideas políticas o simplemente quedar con aquellas personas con las que podemos salir de fiesta. Por lo tanto, el mejor consejo para evitar estar solos y establecer relaciones sociales consiste en inscribirse en la práctica de todo tipo de actividades. Únete a un club, a una asociación, a un equipo de deporte o de voluntariado. ¡Esto funciona! ¿Por qué? Porque el hecho de compartir intereses comunes enriquece las relaciones personales, dándoles un futuro y la posibilidad de conversar, de forma interminable, sobre los temas compartidos. Una relación que comienza en un campo de deportes, por ejemplo, tiene más probabilidades de convertirse en un intercambio de amistad y de sonrisas que una mera conversación con el panadero …
Los amigos son esas personas con las que vivimos experiencias únicas
Los intereses comunes con otras personas nos permiten acercarnos a ellas, ¿pero cuál es la forma en la que podemos pasar desde una relación frágil hasta una relación de una sólida amistad? La respuesta es mediante la vivencia de experiencias comunes y de forjar lo que serán en el futuro muchos recuerdos compartidos. La amistad se nutre de los recueros y se enriquece con el paso de los años. Esta es la razón por la que muchas amistades se forman en la universidad, donde los individuos están todavía motivados para forjar relaciones de amistad, que resultan más difíciles de establecer con el paso de los años.
Para establecer una amistad, existen muchas situaciones: acudir a una fiesta (tomar juntos una copa e ,incluso, emborracharnos juntos de forma eventual), practicar deporte o vivir pruebas más difíciles, como ayudar a un amigo en su proceso de divorcio. En todos estos casos la relación puede evolucionar hacia una buena amistad. Debemos cuidar, cultivar y dar la oportunidad necesaria para que la amistad se desarrolle.
Para ello, debes tratar de asistir, cuanto mayor número de veces te resulte posible, a este tipo de eventos y esforzarte por anticiparte, yendo más allá: invitando a la otra persona a tomar una copa, a practicar juntos vuestros deportes favoritos, a salir de excursión, a ir a la cafetería, etc. En definitiva, ¡Impulsa cualquier nueva propuesta de amistad!